La OMS recomienda tomar menos de cinco gramos de cloruro sódico (sal común) al día. Pero este límite se supera con creces en todos los países del mundo. El exceso de sal perjudica seriamente el corazón y el sistema vascular.
Abusar del uso del salero pone en peligro los órganos vitales; principalmente el corazón, los riñones y el cerebro. Pero la cosa no acaba aquí. El sodio, uno de los componentes de la sal, junto al cloro, es sospechoso de promover el desarrollo de células defensivas implicadas en la activación de enfermedades autoinmunes. Enfermedades en los que el propio organismo ataca por error a los tejidos sanos.
Dentro de este grupo de enfermedades encontramos la psoriasis, la artritis reumatoide y la esclerosis múltiple, en las que las células colaboradoras TH17 se pueden volver hasta diez veces más agresivas en presencia de concentración elevada de sal.
Todd Alexander y su equipo de científicos de la Universidad de Alberta , en Canadá, han descubierto que que la molécula encargada de regular la concentración de sodio se ocupa también de controlar los niveles de calcio en nuestro organismo. Cuando abusamos de la sal, el cuerpo lo excreta en la orina y, con él, se deshace también del calcio almacenado en nuestros huesos, predisponiéndonos a padecer osteoporosis.
5 gr. de sal es el equivalente a dos cucharaditas de café. Una cantidad que, aunque pueda parecer insignificante, puede ser muy perjudicial para nuestra salud. Ocho millones de personas sufren hipertensión en España, en gran medida, agravado por el excesivo consumo de sal en la dieta.
A continuación os vamos a ofrecer 10 consejos para que podáis reducir la ingesta de sal diaria.
-1: Es recomendable leer las etiquetas de información nutricional de los alimentos y seleccionar aquellos que contengan menor cantidad de este compuesto.
-2: Prepara tu propia comida y limita el uso del salero en la mesa.
-3: Utiliza alternativas naturales como son las especias: pimienta, ajo, curri, romero, orégano, albahaca, vinagre o zumo d elimón.
-4: Preferiblemente selecciona productos frescos frente a productos enlatados o procesados.
-5: Escoge vegetales frescos o congelados, sin salsa. Evita los enlatados o comprueba que sean bajos en sal.
-6: Aclara los alimentos enlatados y las conservas antes de su uso.
-7: Escoge productos lácteos desnatados y con poca grasa.
-8: Elige aperitivos y meriendas sin sal y siempre que puedas sustitúyelos por fruta de temporada.
-9: Utiliza aceite de oliva y vinagre de manzana, frente a otros aderezos envasados.
-10: Cuando comas fuera de casa pide la comida sin sal y aderézala tu mismo una vez cocinada. Así controlarás lo que consumes.
No obstante, ten en cuenta que tanto el cloro como el sodio, componentes principales de la sal, son necesarios para la vida, pero como todo, en su justa medida.
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