La OMS recomienda tomar menos de cinco gramos de cloruro sódico (sal común) al día. Pero este límite se supera con creces en todos los países del mundo. El exceso de sal perjudica seriamente el corazón y el sistema vascular.
Dentro de este grupo de enfermedades encontramos la psoriasis, la artritis reumatoide y la esclerosis múltiple, en las que las células colaboradoras TH17 se pueden volver hasta diez veces más agresivas en presencia de concentración elevada de sal.
Todd Alexander y su equipo de científicos de la Universidad de Alberta , en Canadá, han descubierto que que la molécula encargada de regular la concentración de sodio se ocupa también de controlar los niveles de calcio en nuestro organismo. Cuando abusamos de la sal, el cuerpo lo excreta en la orina y, con él, se deshace también del calcio almacenado en nuestros huesos, predisponiéndonos a padecer osteoporosis.